Viajar a Colombia

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calle 70 #8-22
Bogotá, Colombia
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Durante este último año viviendo en Bogotá tuve la oportunidad de recorrer mucho el país y hasta repetir algunos destinos como Cartagena y Santa Marta. Aún así, cada vez que voy busco nuevos programas, restaurantes y actividades para que cada experiencia sea diferente y se adapte a las visitas que me acompañan y sus gustos y expectativas de las vacaciones. Lo que pude evidenciar es que, gracias al ritmo en el que está creciendo el país y el turismo, encontrar paseos diferentes cada vez no es una tarea difícil.

Como todos los años, el Parque Tayrona —destino turístico principal— cierra sus puertas un mes entero para la «limpieza, sanación y protección ambiental y espiritual» de este territorio que cuatro comunidades indígenas de la Sierra de Santa Marta consideran sagrado. Este año el cierre fue en febrero, justo cuando vino de visita una amiga de Argentina (Coca: @cocaiaccarino). Con esta información, empecé a investigar con tiempo qué otros lugares Santa Marta y sus alrededores tienen para ofrecer y, finalmente, me decidí por los que comparto a continuación. Descubrí entonces, que vale la pena quedarse unos días más después de hacer el típico circuito y recorrer otros lugares con mayor tranquilidad. *

1. Alrededores de Playa Grande

Lo que la mayoría de la gente hace cuando cierra el Tayrona es ir a las playas que lo rodean. En este caso nosotros fuimos a Playa Grande, una cala a 20 minutos de caminata de Taganga o a 5 minutos en lancha desde el pueblo. En la primera curva donde se logra ver la costa, se divisa un mar espectacular que podría bien ser de cualquier película ubicada en el Mediterráneo.
UNA MALA NOTICIA: Sin embargo, de cerca la sorpresa es bastante triste. Taganga, alguna vez un lugar paradisíaco y con un potencial enorme, parece en ruinas: las calles están destrozadas y sucias, el puertito —a pesar de un intento reciente de construir una rambla con tiendas y restaurantes — está totalmente apagada y, lo que es peor, ya se respira un ambiente ultra informal como sucede en varios lugares de Tailandia que han sido acosados por un golpe de turistas y personas que poco interés tienen en respetar el ambiente y cuidarlo como se debe.

Al llegar a Playa Grande todo parece más ordenado, pero es solamente cuestión de entrar en los «estaderos»—como los locales le llaman a los chiringuitos o quioscos de la playa—para entender que el caos ya llegó a unos niveles angustiantes. Las estructuras son peligrosas, la atención es decadente y bueno… qué decir de la basura y el desorden. Da demasiada tristeza que un lugar tan pero tan divino se encuentre casi consumido por gente irresponsable y turistas destructivos que piensan que, como llegan y se van al cabo de algunas horas, alguien se va a encargar de solucionar el lío que ellos dejaron.
Quizás sea consecuencia del desborde que ocurre cuando el Parque cierra, o quizás llegamos a una mala hora y un mal día, pero lo cierto es que Colombia tiene que abrir los ojos urgente para que el caso de Taganga no empeore y no se contagie esta movida en el resto de la costa y el país. Entre vendedores acosando turistas en la playa y personas sin autorización organizando irresponsablemente los servicios de comida y traslados en barco, realmente no nos quedó otra que salir de ahí de la única manera que pudimos.
UNA BUENA: Como suele ocurrir, la playa se desborda hacia la 1 o 2 de la tarde, por lo que si madrugas seguramente puedas disfrutar a pleno el agua cristalina. Por otro lado, en la playa ofrecen servicios de kayak y otros traslados para ir a calas menos alocadas. Si me preguntan a mi, ahí es donde hay que apuntar.

Salimos con un guía de Playa Grande en kayak y en 10 minutos estábamos en una pequeña muestra del paraíso. El agua es más azul y transparente, la gente por algún motivo esta más tranquila y relajada y se puede disfrutar de un baño espectacular feliz de la vida. Otro plan es hacer un «beach hopping» caminando. Siempre y cuando se lleven buenas zapatillas, sombrero y agua —el calor puede ser muy pesado — debería ser un paseo espectacular.

2. Piscinas a las orillas de los acantilados

En Colombia se estila mucho el plan por el día a islas u hoteles que cuentan con las instalaciones para disfrutar un día de playa y relax en un lugar aislado; les llaman «pasadías». Encontré un hotel que cuenta con un almuerzo, piscina con la mejor vista al mar y una lindísima playa en los acantilados de Palomino. Como para cambiar de vibra totalmente, hicimos 40 minutos desde Santa Marta y pasamos un excelente día ahí. La verdad es que está muy bien el plan para descansar con una de las mejores vistas de la zona. En la playa no hay casi nadie puesto que es una finca privada donde se encuentran varios hoteles y llegar caminando es realmente difícil por la vegetación y las rocas. Pasamos una tarde divina, comiendo rico, tomando algo y leyendo un libro con el sonido del mar.
Para el atardecer optamos por salir del hotel e ir rumbo a Costeño Beach, una de las playas preferidas para hacer surf en Palomino. La entrada desde la ruta es fácil de encontrar y se llega a la costa en tan solo 4 minutos donde hay un estacionamiento y acceso público a la playa súper fácil de encontrar. ¡Qué placer de lugar! El mar es divino, hay una hilera de palmeras alrededor de la arena blanca y se respira mucha, mucha paz. Pienso que esta parte de Palomino es genial para ir de pic-nic y quedarse todo el día. Si bien el mar es medio «bravo», hay entradas donde es más calmo y pareciera más fácil de entrar y salir. Hay que tener cuidado si se va con niños porque ninguna de estas playas cuenta con guarda costas, dato no menor.

3. Minca y Pozo Azul

En esta ruta se va cuesta arriba hacia Minca, un pueblo a media hora del centro de Santa Marta. Se deja el auto en cualquiera de los parqueaderos que se encuentran en la entrada y se arranca una caminata de aproximadamente una hora. El camino esta súper bien indicado y, a pesar del calor, la vegetación de los costados del camino ayuda bastante a aliviar el cansancio. Al llegar al pozo azul se pueden dejar las cosas en alguna de las rocas y darse un baño en el agua transparente y fría que baja directamente de la montaña, o también subir apenas algunos metros hasta donde comienza la cascada y hacer base ahí. Nosotros hicimos la opción dos y de verdad lo pasamos demasiado bien. El lugar es tranquilo y familiar y da para descansar una hora o más con un buen baño y masajes cortesía de la corriente del agua que llega con una fuerza impresionante de la montaña.
Como siempre, la vuelta es mucho más fácil y rápida ya que es en bajada, y la hora se reduce aproximadamente a 40 minutos. Justo al entrar al pueblo desde este lado se encuentra un restaurante español que está súper recomendado y tiene unas tapas que hacen que la gente vuelva solamente para comer allí.
Colombia es y seguirá siendo «sabrosura», pero se necesita más orden, organización y planeación para mantenerlo y así poder disfrutar de estos lugares soñados a largo plazo. A todo esto, y como ya estoy encariñada con el país y quiero lo mejor para él, te recomiendo especialmente que seas un turista consciente y respetuoso. De nada sirve salir de vacaciones si no se va a estar agradecido con la naturaleza, los locales, y la vida en general. Procura ser igual de exigente con tu comportamiento que con los servicios y el trato que vienes a buscar y, de esa forma, cooperas a que se genere un círculo de cuidado, respeto y disfrute para todos.

*Estimado lector, este es un anuncio importante: cuando el Parque esta cerrado, esta MUY cerrado. No intente entrar por ningún lugar y hacerse el piola porque no hay forma y va a perder tiempo; se lo aseguro.

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